Friday, March 13, 2009

Oigan...
Febrero ha finalizado y marzo sigue su curso... un tintineo en mi ojo izquierdo se manifiesta más seguido, sobre todo cuando mi nivel de estrés supera lo tolerable y si de tolerancia se trata, me he dado cuenta que está, ya ha bajado dos rayitas su nivel… las uñas de mis manos nuevamente me saben deliciosas y mi grado de despistés ya raya en la demencia… uuuuuufffff (dando un profundo suspiroooooooooo), por lo que tengo que aceptar que mis cuatro fieles lectoras, tienen razón y que definitivamente la navidad ya no regresará, así que no me queda de otra, más que prepararme para recibir a abril y mayo con los ovarios y el autocontrol que se requieren para enfrentar a los dragones, que al igual que los huracanes, se hacen presentes de junio a noviembre, para que cuando regrese diciembre con su efímera magia, pueda sentirme afortunada y dar gracias a Nuestro Dios Padre, por terminar otro año más.
El proyecto (del cual les hablé en un post anterior), finalmente se ha consolidado, pero el desgaste y la decepción adquiridos reunión tras reunión, han mermando la satisfacción y el festejo que debería de sentir por este logro, así que lejos de sentirme motivada para iniciarlo, siento que me han colocado un grillete bola de preso y si me descuido, me lanzarán a una piscina llena de hambrientos cocodrilos. Pero así es el mundo real, así son las cosas de trabajo, y por como están las cosas en el País, debería dar gracias a Dios porque afortunadamente tengo un empleo que me da para dar, así que esto me debería servir de consuelo, pero aunque me vea malagradecida, honestamente no lo siento así, tengo un encuentro de sentimientos, en donde por un lado, le doy gracias a Dios por tener trabajo, pero por otro, no puedo dejar de preguntarme, si realmente vale la pena tenerlo, estando lejos de mi familia, lejos de mi madre enferma, lejos de lo que me motiva a seguir en la lucha…. Si, ya lo sé… y el Óscar para la mejor Rina del año es paraaaaa….
Por cierto, hablando de Rina, yo siempre he creído que los estados de ánimo son contagiosos, es decir, si eres feliz, los que te rodean lo serán también y obvio que esto aplica para su contraparte… y para muestra basta decirles que al igual que yo, mi ratita (mi carro), hace dos días amaneció sin ganas de ir a la oficina… de hecho tuve que insistir varias veces para convencerlo de encender, cosa que hizo, quizás por lealtad, pero al mediodía volvió a rebelarse, así que lo lleve al doctor quien me confirmo que efectivamente mi ratita estaba deprimida (batería baja), afortunadamente para ella, solo fue necesario comprarle una batería nueva y mandarla a un SPA para que volviera a la vida… ojala y para mi, fuera así de fácil… lo del SPA no es lo complicado, los hay también para los seres humanos, lo difícil es que la batería que necesito no se consigue en ningún Auto Zone, ni viene gratis en alguna caja de cereal… afortunadamente hoy es viernes de quincena y lo mejor de todo… hay un excelente “puente” que puedo utilizar para lamerme las heridas, levantarme del rincón y volver a la lucha…. Creo que volveré a ver la película bollywoodense Slum Dog Millonaire, la cual aunque muchos la critiquen por lucrar con la pobreza, a mí en lo personal me gusto mucho harto… es una película muy bien contada, que explica la difícil historia de Jamal Malik, un niño pobre de los slumg (barrios más pobres que rodean a la ultramoderna Mumbay que participa en un concurso televisivo de preguntas y respuestas, la cuales responde correctamente, originando la sospecha del conductor del programa y ordena su detención por sospecha de fraude. En la comisaría Jamal les explica a los torturadores (perdón policías) cómo todas y cada una de las preguntas hechas están relacionadas con algo que le sucedió en la vida, y para ello, alternan escenas del concurso y con las de la historia que le hacen recordar la respuesta… en fin, ya no les cuento más, para que el que no la haya visto, lo haga si así le place… pero por ahora, es todo, sean felices que yo también los quiero mucho.