Quizás por culpa de la lluvia estoy sufriendo un lapsus de nostalgia, mismo que me ha orillado a tirarme un clavado a la carpeta de mis imágenes y es esta de entre tantas fotos, la que me hecho sonreírle al pasado…
En ella aparece mi primo Gerardo a quien cariñosamente le digo: “el sapito” y que dicho sea de paso, hoy esta cumpliendo años … FELICIDADES SAPITO!!!...
Saben?, desde niño (hombre al fin!) al sapito le fascinan los carros y recuerdo que a escondidas de mi tía Chacha, le gustaba muchísimo subirse al coche (en el que aparece en esta foto) y jugar a que conducía ese carro azul por horas enteras … quizás en sus imaginación el creía que estaba compitiendo en el Gran Prix, porque mientras movía la palanca de velocidades y giraba el volante en todas direcciones, inflaba sus cachetes de aire y lo expulsaba tratando de imitar los sonidos que (según el) hacen los carros de carreras cuando van a gran velocidad, en ocasiones se metía tanto en su juego que despegaba los pies de la realidad y hacía sonar el claxon (quizás porque en su imaginación se le atravesaba algún cristiano o algún otro coche), sin pensar que con eso… su diversión llegaba a su fin, porque que mas rápido que ipso facto salía la dueña del carro (mi tia) a bajarlo a coscorronazos… generalmente él lograba huir al baldío y esconderse hasta que se le bajara la muina a mi tía, pero en una ocasión, se quedo “pegado” el claxon y de los nervios, el sapito no pudo zafarse el cinturón de seguridad (ahhh porque eso si, desde chiquio él ya era un conductor precavido!!) para huir del lugar de los hechos... así que cuando mi tía llego al carro azul, el pobre tenía una cara de angustia, que tal parecía que iba a ser masacrado por el kukuxklan (digo, por lo negrito que hasta la fecha esta)… No tiene caso contarles la buena regañiza (ración tipo buffet de nalgadas incluidas) que le costo este error al pobre, pero después de unos días, el sapito volvió a las suyas y siguió jugando a las carreras en ese carro azul…
Mi prima Lupe (su hermana y mi ahora comadre), el sapito y yo, siempre andábamos juntos, éramos como la mugre en las uñas (obviamente el sapito era la mugre y nosotras las uñas :-)) y vaya que en esas fechas, era bastante la mugre que teníamos en las uñas, porque como siempre andábamos descalzos, ya teníamos pies de hobbits (con un callo del numero siete en las plantas de los pies)…no vayan a pensar que andábamos descalzos porque no teníamos zapatos, porque aunque éramos probes y de familia numerosa, siempre hubo dinero pa’ los cacles… ya sea que los sacaran fiados en la tienda de “Don Luisito” o que nos los comprarán en La Canadá….pero a mi, me gustaba andar descalza… simplemente porque la sensación de sentir el suelo en mis pies, era la máximo!!, recuerdo que las plantas de mis pies estaban tan fortalecidas que podía pisar piedras y vidrios pequeños sin lastimarme, pero con la sensibilidad de adivinar hasta el sabor de un chicle al pisarlo… afortunadamente mi abues era tan comprensiva que siempre nos dejo ser, hacer y desahacer, claro que para salir o ir a la escuela teníamos que ponernos los zapatos, pero estos eran como fajas ocultapanzas, por lo que al llegar a casa, estos salían volando de los pies con todo y calcetas… no recuerdo en que momento deje de andar descalza, quizás cuando entre en la adolescencia y “el que dirán” ya importa, pero poco a poco esa resistencia en las plantas de mis pies se fue perdiendo y ahora ya solo me animo a caminar descalza en la playa o en mi casa.
Pero regresando a la fotografía y a mi primo el sapito, el recuerdo (más sacado a colación en las reuniones familiares) que tengo de mi infancia con mi primo, es el de una de esas pocas veces que mi mama me mando a "visitar a mi papa" a las puertas de la "la Cinsa" (empresa donde él trabajaba) para recoger "el chivo" con el que semanalmente mi padre se tenía que caer para mi manutención…
Mi pobre madre batallaba bastante con eso, ya que mi padre como buen norteño, "era duro de pelar" y se las ingeniaba para no soltar el billete, generalmente, cuando mi padre nos veía esperándolo afuera, se regresaba a su área de trabajo y de ahí ya no lo sacábamos aunque sonara la alarma contra incendios o lo voceáramos repetidas veces....
Pero al fin niños, nos divertían los esfuerzos que este “hombre” hacía por escapar de sus obligaciones y rápidamente aprendimos que cuando nos aplicaba este método (de esconderse y no salir por la puerta grande), teníamos que correr a las vías del tren y escondernos entre los vagones, para sorprenderlo cuando pasará por ahí (ya que no había otra ruta por donde escaparse)… no le quedaba mas remedio al pobre (después de un buen susto) que fingir que no nos había visto y soltar “la lana”, pero en otras ocasiones, cuando nos adivinaba el pensamiento, corría mas que caminar y huía como "venao" en temporada de caza (por supuesto que nosotros éramos los cazadores)…
Pero bueno, esto en realidad no es el recuerdo que les quería contar, esto justo ahora se ha fugado de mi memoria, mmmmh, pero no lo borraré porque viene al caso con lo que les pretendo contar… ahora si, aquí les va el recuerdo:…."érase que se era, en un buen día en época de lluvia, jugaba con mis primos y amigos a hacer pastelillos de lodo en el monte, todos andábamos descalzos, el sapito traía una playera de rayas (con mas huecos que rayas) y un short de mezclilla hecho con un pantalón viejo… yo como siempre, traía los pelos mas duros que el crin de un caballo, un short de terlenca rojo que (era parte del uniforme de la escuela, pero como lo rompí con un alambre de púas, deje de llevarlo a la escuela y me lo ponía pa’ jugar), una playera con una calcomanía de tribilin (era mi favorita) algo sucia, pero sin huecos. En el mejor momento de la guerrita de pasteles, mi madre me mando buscar con uno de mis hermanos y el motivo era que había sido la nominada para hacerle una "vista sorpresa" a mi padre y recoger el Money de la semana, obviamente que de nada valieron mis suplicas y los ojitos del gatito de Shrek que le hice a mi madre para convencerla de no ir... así que después de darme el dinero para el camión y asegurarse de que me lo metía en bolsillo para no perderlo, de tres lengüetazos (como los gatos a sus crías), mi madre medio que me limpio el barro de la cara, me paso los dedos por el cabello intentando darme una peinada (pero como los dedos entraban en mi espesa mata de cabellos, solo me paso las manos para aplacarme los gallos), me hizo que me pusiera unos zapatos (que me quite, en cuanto ella se descuido) y me dio la bendición (supongo que para que tuviera suerte)... yo salí limpiándome las lagrimas de actriz de carpa que derrame sin exito y le pedí a mis primos que me acompañaran a semejante odisea… pero como la diversión estaba en su mejor momento, el único que se animo a acompañarme, fue precisamente mi primo el sapito!!, nos fuimos a pie para poder gastarnos el dinero comprando naranjas con chile y chicles totito para jugar a hacer bombitas....
Entre risas y travesuras, el camino se nos hizo corto y finalmente llegamos a "la cinsa"… nos pusimos a jugar a un lado de una señora que estaba vendiendo tacos de bistec, quien al vernos (más a mi primo) sucios y andrajosos nos hizo el “fuchi”… pero nosotros seguimos jugando a las canicas sin descuidar la puerta de “la cinsa”, quizas con la emoción del juego nos descuidamos y el "venao" al vernos puso pies en polvorosa… y aunque corrimos para alcanzarlo, sus zapatos de seguridad con todo y casquillos de acero, fueron mas veloces que nuestros pies de hobbits… recuerdo que ver a mi padre huir de nosotros me provoco un sentimiento mezcla de impotencia y decepción que me solté a llorar… "el sapito" y yo regresabamos cabizbajos, pero la señora taquera al ver todo lo sucedido nos detuvo cuando pasamos a su lado, nos pregunto porque corría ese señor y yo trataba de explicarle: -papaaaa, uuuaaa ,buuuaaaa…. Mamaaa, buuuuaaa buuuuaa… dineroooo, buuaaaaaa, pero el llanto no me lo permitia... el caso es que no se que se imagino la pobre taquera, que entre enojada y conmovida, agarro dos tortillas e hizo dos tacotes de bistec super servidos… y nos los ofreció al sapito y a mi... para bien o para mal yo siempre he sido demasiado orgullosa, así que estaba a punto de decirle que no se molestara, pero antes de que terminara de decirle el "gracias, pero no…"... "el sapito" ya se estaba devorado su respectivo taco y casi creo que estaba por agarrar el que me correspondía a mi... debo confesar que me dio mucha vergüenza, pero a sabiendas de que el sapito sin ningún pudor se comería mi taco, yo me pase mi vergüenza con saliva y también el taco :-)....
Aunque me dolía pensar que de nueva cuenta mi mama no tendría dinero ya que hasta cierto punto, yo me sentía culpable de eso… curiosamente el regreso a casa fue mas divertido que la ida, nos íbamos riendo de la lastima que le habíamos provocado a la señora, de lo rico que sabia el taco y de lo cómico que me había visto correteando a mi padre… sin embargo al ver a mi madre, el sentimiento nuevamente me invadió, así que entre el moqueo y el sollozo le conté todo lo sucedido (menos lo de los tacos)… ella me escucho con atención y paciencia y como siempre, tan llena de amor, simplemente me abrazo, de un lengüetazo me limpio las lagrimas de la cara, me dio un beso y me prometió no volver a enviarme a “la cinsa”…
Podría sonar triste este recuerdo y quizás lo fue en su momento, pero ahora sirve de entretenimiento en las tertulias familiares, al menos mi primo y yo nos reímos a carcajadas cuando lo revivimos, aunque lo único rescatable de este recuerdo solo sea el momento de generosidad de la señora… yo acuso al "sapito" de que fue el quien causo la lastima de la taquera.... prieto, descalzo, greñudo, con la playera rota y las orejas llenas de lodo... y el dice que fui yo... descalza, pecoza, greñuda, con el short roto, las patas flacas y cenizas y de paso llorando con harto sentimiento..... ustedes que creen??.
Hijoles… bien dicen que las fotografías son grandes almacenes de recuerdos, ver esta fotografía me hace recordar mas cosas de las que aquí les he plasmado, pero por ahora es todo, ya que quiero dejar espacio para volver a felicitar a mi primo "el sapito" y a mi princesita hermosa (mi sobrinita Fabiola), ambos nacieron en un dia como hoy… el día de Halloween!!…
Recuerdo que mi princesita siempre quería una piñata con personajes de walt disney, pero gracias a la oferta y a la demanda, en esas fechas en el mercado no había mas que piñatas, pasteles y bolsitas con motivos halloweenescos (calabazas, brujas, vampiros, fantasmitas, etc)… quizás ahora que ya no tiene edad para piñatas, si disfrute una fiesta de disfraces… Felicidades Fabiola!!
Que si al sapito le hacian fiestas?... mmmm, al sapito, solamente le hicieron una piñata de cumples, a la que por cierto nadie de los que el invito asistió y tuvimos que acarrear invitados para que dejara de llorar, jajaja… perdóname sapito, se me salio contarlo… pero ya sabes que te quiero mucho y que solo por ser tu cumples no voy a contar tus aventuras en Xcaret e Isla Mujeres....primero Dios, ojala y nos veamos pronto para tu fiesta de disfraces y espero que dejen al pobre de Diego disfrazarse de elote!!...
En ella aparece mi primo Gerardo a quien cariñosamente le digo: “el sapito” y que dicho sea de paso, hoy esta cumpliendo años … FELICIDADES SAPITO!!!...
Saben?, desde niño (hombre al fin!) al sapito le fascinan los carros y recuerdo que a escondidas de mi tía Chacha, le gustaba muchísimo subirse al coche (en el que aparece en esta foto) y jugar a que conducía ese carro azul por horas enteras … quizás en sus imaginación el creía que estaba compitiendo en el Gran Prix, porque mientras movía la palanca de velocidades y giraba el volante en todas direcciones, inflaba sus cachetes de aire y lo expulsaba tratando de imitar los sonidos que (según el) hacen los carros de carreras cuando van a gran velocidad, en ocasiones se metía tanto en su juego que despegaba los pies de la realidad y hacía sonar el claxon (quizás porque en su imaginación se le atravesaba algún cristiano o algún otro coche), sin pensar que con eso… su diversión llegaba a su fin, porque que mas rápido que ipso facto salía la dueña del carro (mi tia) a bajarlo a coscorronazos… generalmente él lograba huir al baldío y esconderse hasta que se le bajara la muina a mi tía, pero en una ocasión, se quedo “pegado” el claxon y de los nervios, el sapito no pudo zafarse el cinturón de seguridad (ahhh porque eso si, desde chiquio él ya era un conductor precavido!!) para huir del lugar de los hechos... así que cuando mi tía llego al carro azul, el pobre tenía una cara de angustia, que tal parecía que iba a ser masacrado por el kukuxklan (digo, por lo negrito que hasta la fecha esta)… No tiene caso contarles la buena regañiza (ración tipo buffet de nalgadas incluidas) que le costo este error al pobre, pero después de unos días, el sapito volvió a las suyas y siguió jugando a las carreras en ese carro azul…
Mi prima Lupe (su hermana y mi ahora comadre), el sapito y yo, siempre andábamos juntos, éramos como la mugre en las uñas (obviamente el sapito era la mugre y nosotras las uñas :-)) y vaya que en esas fechas, era bastante la mugre que teníamos en las uñas, porque como siempre andábamos descalzos, ya teníamos pies de hobbits (con un callo del numero siete en las plantas de los pies)…no vayan a pensar que andábamos descalzos porque no teníamos zapatos, porque aunque éramos probes y de familia numerosa, siempre hubo dinero pa’ los cacles… ya sea que los sacaran fiados en la tienda de “Don Luisito” o que nos los comprarán en La Canadá….pero a mi, me gustaba andar descalza… simplemente porque la sensación de sentir el suelo en mis pies, era la máximo!!, recuerdo que las plantas de mis pies estaban tan fortalecidas que podía pisar piedras y vidrios pequeños sin lastimarme, pero con la sensibilidad de adivinar hasta el sabor de un chicle al pisarlo… afortunadamente mi abues era tan comprensiva que siempre nos dejo ser, hacer y desahacer, claro que para salir o ir a la escuela teníamos que ponernos los zapatos, pero estos eran como fajas ocultapanzas, por lo que al llegar a casa, estos salían volando de los pies con todo y calcetas… no recuerdo en que momento deje de andar descalza, quizás cuando entre en la adolescencia y “el que dirán” ya importa, pero poco a poco esa resistencia en las plantas de mis pies se fue perdiendo y ahora ya solo me animo a caminar descalza en la playa o en mi casa.
Pero regresando a la fotografía y a mi primo el sapito, el recuerdo (más sacado a colación en las reuniones familiares) que tengo de mi infancia con mi primo, es el de una de esas pocas veces que mi mama me mando a "visitar a mi papa" a las puertas de la "la Cinsa" (empresa donde él trabajaba) para recoger "el chivo" con el que semanalmente mi padre se tenía que caer para mi manutención…
Mi pobre madre batallaba bastante con eso, ya que mi padre como buen norteño, "era duro de pelar" y se las ingeniaba para no soltar el billete, generalmente, cuando mi padre nos veía esperándolo afuera, se regresaba a su área de trabajo y de ahí ya no lo sacábamos aunque sonara la alarma contra incendios o lo voceáramos repetidas veces....
Pero al fin niños, nos divertían los esfuerzos que este “hombre” hacía por escapar de sus obligaciones y rápidamente aprendimos que cuando nos aplicaba este método (de esconderse y no salir por la puerta grande), teníamos que correr a las vías del tren y escondernos entre los vagones, para sorprenderlo cuando pasará por ahí (ya que no había otra ruta por donde escaparse)… no le quedaba mas remedio al pobre (después de un buen susto) que fingir que no nos había visto y soltar “la lana”, pero en otras ocasiones, cuando nos adivinaba el pensamiento, corría mas que caminar y huía como "venao" en temporada de caza (por supuesto que nosotros éramos los cazadores)…
Pero bueno, esto en realidad no es el recuerdo que les quería contar, esto justo ahora se ha fugado de mi memoria, mmmmh, pero no lo borraré porque viene al caso con lo que les pretendo contar… ahora si, aquí les va el recuerdo:…."érase que se era, en un buen día en época de lluvia, jugaba con mis primos y amigos a hacer pastelillos de lodo en el monte, todos andábamos descalzos, el sapito traía una playera de rayas (con mas huecos que rayas) y un short de mezclilla hecho con un pantalón viejo… yo como siempre, traía los pelos mas duros que el crin de un caballo, un short de terlenca rojo que (era parte del uniforme de la escuela, pero como lo rompí con un alambre de púas, deje de llevarlo a la escuela y me lo ponía pa’ jugar), una playera con una calcomanía de tribilin (era mi favorita) algo sucia, pero sin huecos. En el mejor momento de la guerrita de pasteles, mi madre me mando buscar con uno de mis hermanos y el motivo era que había sido la nominada para hacerle una "vista sorpresa" a mi padre y recoger el Money de la semana, obviamente que de nada valieron mis suplicas y los ojitos del gatito de Shrek que le hice a mi madre para convencerla de no ir... así que después de darme el dinero para el camión y asegurarse de que me lo metía en bolsillo para no perderlo, de tres lengüetazos (como los gatos a sus crías), mi madre medio que me limpio el barro de la cara, me paso los dedos por el cabello intentando darme una peinada (pero como los dedos entraban en mi espesa mata de cabellos, solo me paso las manos para aplacarme los gallos), me hizo que me pusiera unos zapatos (que me quite, en cuanto ella se descuido) y me dio la bendición (supongo que para que tuviera suerte)... yo salí limpiándome las lagrimas de actriz de carpa que derrame sin exito y le pedí a mis primos que me acompañaran a semejante odisea… pero como la diversión estaba en su mejor momento, el único que se animo a acompañarme, fue precisamente mi primo el sapito!!, nos fuimos a pie para poder gastarnos el dinero comprando naranjas con chile y chicles totito para jugar a hacer bombitas....
Entre risas y travesuras, el camino se nos hizo corto y finalmente llegamos a "la cinsa"… nos pusimos a jugar a un lado de una señora que estaba vendiendo tacos de bistec, quien al vernos (más a mi primo) sucios y andrajosos nos hizo el “fuchi”… pero nosotros seguimos jugando a las canicas sin descuidar la puerta de “la cinsa”, quizas con la emoción del juego nos descuidamos y el "venao" al vernos puso pies en polvorosa… y aunque corrimos para alcanzarlo, sus zapatos de seguridad con todo y casquillos de acero, fueron mas veloces que nuestros pies de hobbits… recuerdo que ver a mi padre huir de nosotros me provoco un sentimiento mezcla de impotencia y decepción que me solté a llorar… "el sapito" y yo regresabamos cabizbajos, pero la señora taquera al ver todo lo sucedido nos detuvo cuando pasamos a su lado, nos pregunto porque corría ese señor y yo trataba de explicarle: -papaaaa, uuuaaa ,buuuaaaa…. Mamaaa, buuuuaaa buuuuaa… dineroooo, buuaaaaaa, pero el llanto no me lo permitia... el caso es que no se que se imagino la pobre taquera, que entre enojada y conmovida, agarro dos tortillas e hizo dos tacotes de bistec super servidos… y nos los ofreció al sapito y a mi... para bien o para mal yo siempre he sido demasiado orgullosa, así que estaba a punto de decirle que no se molestara, pero antes de que terminara de decirle el "gracias, pero no…"... "el sapito" ya se estaba devorado su respectivo taco y casi creo que estaba por agarrar el que me correspondía a mi... debo confesar que me dio mucha vergüenza, pero a sabiendas de que el sapito sin ningún pudor se comería mi taco, yo me pase mi vergüenza con saliva y también el taco :-)....
Aunque me dolía pensar que de nueva cuenta mi mama no tendría dinero ya que hasta cierto punto, yo me sentía culpable de eso… curiosamente el regreso a casa fue mas divertido que la ida, nos íbamos riendo de la lastima que le habíamos provocado a la señora, de lo rico que sabia el taco y de lo cómico que me había visto correteando a mi padre… sin embargo al ver a mi madre, el sentimiento nuevamente me invadió, así que entre el moqueo y el sollozo le conté todo lo sucedido (menos lo de los tacos)… ella me escucho con atención y paciencia y como siempre, tan llena de amor, simplemente me abrazo, de un lengüetazo me limpio las lagrimas de la cara, me dio un beso y me prometió no volver a enviarme a “la cinsa”…
Podría sonar triste este recuerdo y quizás lo fue en su momento, pero ahora sirve de entretenimiento en las tertulias familiares, al menos mi primo y yo nos reímos a carcajadas cuando lo revivimos, aunque lo único rescatable de este recuerdo solo sea el momento de generosidad de la señora… yo acuso al "sapito" de que fue el quien causo la lastima de la taquera.... prieto, descalzo, greñudo, con la playera rota y las orejas llenas de lodo... y el dice que fui yo... descalza, pecoza, greñuda, con el short roto, las patas flacas y cenizas y de paso llorando con harto sentimiento..... ustedes que creen??.
Hijoles… bien dicen que las fotografías son grandes almacenes de recuerdos, ver esta fotografía me hace recordar mas cosas de las que aquí les he plasmado, pero por ahora es todo, ya que quiero dejar espacio para volver a felicitar a mi primo "el sapito" y a mi princesita hermosa (mi sobrinita Fabiola), ambos nacieron en un dia como hoy… el día de Halloween!!…
Recuerdo que mi princesita siempre quería una piñata con personajes de walt disney, pero gracias a la oferta y a la demanda, en esas fechas en el mercado no había mas que piñatas, pasteles y bolsitas con motivos halloweenescos (calabazas, brujas, vampiros, fantasmitas, etc)… quizás ahora que ya no tiene edad para piñatas, si disfrute una fiesta de disfraces… Felicidades Fabiola!!
Que si al sapito le hacian fiestas?... mmmm, al sapito, solamente le hicieron una piñata de cumples, a la que por cierto nadie de los que el invito asistió y tuvimos que acarrear invitados para que dejara de llorar, jajaja… perdóname sapito, se me salio contarlo… pero ya sabes que te quiero mucho y que solo por ser tu cumples no voy a contar tus aventuras en Xcaret e Isla Mujeres....primero Dios, ojala y nos veamos pronto para tu fiesta de disfraces y espero que dejen al pobre de Diego disfrazarse de elote!!...