Friday, November 05, 2010

Mañana cumplo dos semanas con mi brazo derecho enyesado, los mismos días que tengo de incapacidad laboral y los mismos que he empleado para reposar y meditar en mi casa…
Al principio sentía que la soledad me asfixiaba, me sentía más torpe que mi mano derecha y sentía que el tiempo avanzaba montado en un caracol, pero Dios me hizo darme cuenta que no existe la soledad absoluta y que una vez que aprendes a convivir con ella, el tiempo desaparece y te ayuda a limpiar tu alma.
Generalmente cuando duermo, en lugar de colocar mi cabeza en la almohada, la abrazo y me acomodo de lado derecho… pero ahora tuve que aprender a dormir boca arriba y colocar mi brazo enyesado sobre una almohada y mi cabeza sobre otra, para poder sentir equilibrio en mi cuerpo…
Generalmente cuando duermo, lo hago de corridito, es decir no despierto hasta que amanece o hasta que mis oídos escuchan el característico chirrido de mi despertador… pero ahora, despierto en la madrugada porque mi brazo me pide a gritos que corrija su posición…
Al principio me quejaba de que mis horas de sueño fueran perturbadas, pero como siempre he dicho que las personas negativas nunca consiguen soluciones y haciéndose la “rina” solo aumentan sus problemas, preferí ver el lado positivo a esto que me estaba sucediendo y me sorprendió descubrir que contrario a que siempre se ha dicho que cuando duermes boca arriba te dan pesadillas… al dormir boca arriba aprendí a conversar con Dios frente a frente todas las noches y cuando despertaba de madrugada, pude darme cuenta como Dios acariciaba mi frente y peinaba mi cabello con rayos de luna entrando por el tragaluz de mi habitación y con ayuda del viento susurrarme al oído “Silvia, todo saldrá bien”…
Siendo diestra y al tener enyesado mi brazo derecho, descubrí que la vida circula en un ciempiés y una de sus patas se llama ingenio y las ganas de querer hacer las cosas por mí misma, potenciaron el ingenio que ya de por sí poseía y comprendí el significado de la frase…”querer es poder”.
Sé que después de que me quiten el yeso, viene la fase de rehabilitación, muchos me han dicho que es lo más difícil, pero estoy convencida que con Dios no hay imposibles, puede ser que el dolor me haga llorar, puede ser que el dolor me haga gritar… pero estoy segura que el dolor no me hará perder la fe, todo en la vida es una elección y cada quien elige como reaccionar ante cada situación y yo elijo reir en lugar de llorar y orar en lugar de gritar…hasta aquí por el momento, familia, amigos, sean felices que yo también los amo.

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